Quisiera poder gritar tu nombre al viento
y decirle que eres solo mío.
Quisiera poder gritar al mundo entero
que tus dulces palabras alivian mi corazón destrozado.
Quisiera poder gritar que te quiero
pero, claro, me falta valor,
y esta inconstancia mía, inaudita,
me enreda el alma,
y mis sentimientos se desvanecen
en una bruma de terrible tristeza
que inunda mis ojos.
¿Es que acaso no lo sabes?
El 22 de mayo de 1990, enamorada como estaba, escribí. Creo que él nunca supo que le dediqué estos versos.
ResponderEliminarEl amor y la poesía son casi sinónimos... La diferencia está en que la poesía dura para siempre.
ResponderEliminarNo tengo un botón ME GUSTA para tu comentario, Capitán. La poesía quedó. El nombre del joven en cuestión hasta lo olvidé. Así son los enamoramientos adolescentes... aunque no todos.
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