Soy futbolera. Es cierto. Lo disimulo
mucho porque me desilusioné varias veces. Pero me gusta demasiado perder el
tiempo en dos tiempos con veintidós caballeros disputándose la pelota…
Y por estos días, increíblemente, no tuve tiempo de pensar en los partidos ni
la Selección, ni cuestiones afines. Mi vida está en medio de un caos que va
ordenándose de a poco y con mucho esfuerzo.
Pero hago memoria de otros
Mundiales. Hago un racconto de lo que
recuerdo de ellos y… aquí va.
ü Alemania
74: no me acuerdo nada. Tenía dos años.
ü Argentina
78: A ese lo recuerdo bien. Tenía seis años y aprendí a guardar silencio en los
partidos de Argentina porque mi Viejo grababa en audio. Los gritos de gol de
mis Viejos era muy medidos. ¡Me da gracia recordarlos! Y pienso: ¿qué será de
aquellos cassetes de audio? Recuerdo la final y los festejos en blanco y negro.
También recuerdo que aprendí, en el día de la final, la diferencia de las
familias con dinero y sin él. Nuestros vecinos salieron a festejar a algún
lugar de la ciudad en su auto. Yo los vi irse desde nuestra vereda y pregunté
por qué no teníamos auto. No sé cómo me lo dijeron, pero entendí la diferencia
ese día.
ü España
82: Tenía diez años pero no mucha ilusión. Escuchaba las cosas que se contaban
y se esperaban de un tal Maradona. Pero a mí me preocupaba más la Guerra de
Malvinas. El Mundial empezó el 13 para la Selección. El 14 terminaba la Guerra
con la rendición. Mi Viejo había vuelto de Malvinas unos días antes…
ü México
86: Tenía 14 años y estaba en el Secundario. Creo que ví todos los partidos. Ahí
me hice futbolera. Recuerdo la canción oficial: espantosa y para nada original.
Decía algo así como: “¡Bienvenidos, bienvenidos! México recibe a sus amigos”. Eso
era todo. La mascota, Pique, era un chile y no era lindo. Ví el mejor gol de
todos los tiempos en vivo y en directo en nuestro televisor Mitsubishi. Lloré. Y
lloro cada vez que lo veo. Incluso no me emocioné tanto cuando Diego levantó la
Copa.
ü Italia
90: tenía 18 años y estaba desocupada. Sólo hacía algunas horas de radio en
Alderetes, Tucumán. Por eso pude ver todos los partidos. Recuerdo la canción
oficial. La más linda hasta ahora. Recuerdo a nuestro gato Guille mirando los
partidos desde la calefacción que le daba echarse arriba de la tele. ¡Y qué lindo estaba Goyco! ¡Me enamoré en esos
días! Y lloré en la final de la bronca por Codesal…
ü EEUU
94: tenía 22 años y un novio desde hacía dos. Había mucha ilusión con la
Selección. Recuerdo aquel domingo cuando se difundió lo de la efedrina… y nos
hicimos expertos en tóxicos, además de Directores Técnicos. ¡Qué golpe el del
doping positivo! Por aquel entonces, ya vivía sola y no tenía tele. Así que
veía los partidos en la casa de mis Viejos. ¡Cómo siempre!
ü Francia
98: con 26 años y dos titulitos de Periodista y Periodista deportiva me las
rebuscaba en LV12. Aprendí muchísimo con Luis Rey y con el querido Toty Ferrara,
aunque no lo valoré tanto entonces. Quería ser relatora. Me quedó pendiente…
ü Japón
Corea 2002: Hacía dos años que estaba casada y estaba en el último año de la carrera. Como hacía frío y
los partidos eran de madrugada acomodamos la tele cerca de la cama para ver
temprano todos los partidos. Pero ejercí de Periodista deportiva en televisión
ese año. Y lo disfruté mucho.
ü Alemania
2006: la vida cambió. Ya no puedo ver todos los partidos. Las responsabilidades
me tienen ocupada. Trabajo en la Municipalidad y doy clases en la Universidad. Tenía
mucha ilusión con la Selección. Recuerdo haber aplaudido al equipo en aquel
último partido.
ü Sudáfrica
2010: cada vez más responsabilidades. Estaba convencida, allá en mis años
veinte, que a este Mundial lo cubría desde Sudáfrica. Pero no.
ü Brasil
2014: por primera vez en mi vida, no tengo tele para ver los partidos. Por primera
vez después de cinco Mundiales, estoy sola. Sigo el partido inaugural con
Brasil perdiendo frente a Croacia, gracias a una radio que transmite en
internet. Gol de Neymar para que no me resulte tan raro este comienzo. Habrá que
acostumbrarse a la compañía de la radio. La Selección me invita a soñar. Pero sé
que ya no puedo hacerme ilusiones. Me doy cuenta de que ya no creo todo lo que
me dicen ni me entusiasman las cosas como antes. ¡Ah! Este es el primer Mundial
en que uso anteojos bifocales. El tiempo pasa…