Cada palabra
fue una hoja de acero caliente.
No las esperaba.
No controlé las lágrimas
que brotaron
ni la entrecortada respuesta
que quise decir.
Busqué una razón
y mil imágenes vinieron a mi mente.
La noche
se hizo presente en mí
de la peor manera.
La sentí en mi corazón.
Desde entonces,
todo,
hasta lo trivial,
me duele mucho más.