martes, 15 de septiembre de 2020

LA MALDICIÓN DE LA ROSA AZUL

 

No es igual a las otras. Ella lo sabe y, un poco, le duele. Sabe que es una rosa, con una fragancia sutil, rica, delicada.

Su color es llamativo. Quizá por eso, hay otras rosas que no la entienden, no la aceptan. ¡Las rosas son rosas, rojas, amarillas, blancas! ¡Pero no azules! ¡Ese no es color para las rosas!

Azul… azul pasión. Azul lealtad. Azul marino. Azul energético. Azul simétrico. ¡Hasta azul Sabina! Azul… siempre azul.

Una rosa azul es un sueño, un delirio, una utopía. La rosa azul lo sabe. Quizá por eso, acepta ser diferente en un mundo homogéneo, tratando de pasar lo más desapercibida posible. Acepta vivir sabiendo que sus pensamientos son profundos, aunque nunca los comparta; que sus sentimientos son especiales, aunque nunca, nadie, los acepte.

Al fin y al cabo, como dijo El Principito, una rosa es una rosa.